Centros Comunitarios Rurales Evangélicos….por Maximiliano Bongarrá

Posted by Centros Comunitarios Rurales Evangélicos on Wednesday, October 18, 2017

Centros Comunitarios Rurales Evangélicos
Los Centros Comunitarios Rurales Evangélicos (CCRE) son brazos extendidos de la Iglesia Transparente en Villa Real (Bs. As-Argentina), que en los años 70 sintió la fuerte vocación de ocuparse de sectores “olvidados” de la sociedad Argentina; sectores que no despertaban ni despiertan la atención de las autoridades o de personas que no tienen la oportunidad de enfrentarse cara a cara con la necesidad que atraviesan estas comunidades.

Somos una organización no gubernamental, sin orientación política y sin fines de lucro, que hace mas de 35 años atiende, educa, alimenta y contiene a aproximadamente 950 niños cada año durante el período escolar. Trabajamos activamente en las provincias de Mendoza, Santiago del Estero, Neuquén y Misiones, en donde se desenvuelven 6 instituciones educativas y un albergue estudiantil.
Por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora;
estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1 : 5-6

Tinogasta 5824/50, Ciudad de Buenos Aires
Tel/Fax:(54-011) 4642-4587 / (54-011)4641-3947 (int 126)
e-mail: ccre@logos.com.ar
Web: http://www.ccre.org.ar/

Historia: La República Argentina está situada en el extremo sur del Continente Sud Americano y es un país de grandes contraste. Hay ciudades modernas con variedad de estilos arquitectónicos, e importantes centros comerciales con áreas de negocios específicos. Pero, también hay extensas regiones donde la pobreza y el aislamiento son muy comunes.
En su capital, Buenos Aires, nuestro ministerio comenzó hace más de 50 años atrás. Desde esos tiempos, la Iglesia Cristiana Evangélica en Villa Real, con su fundador Don José Bongarrá, ha estado trabajando en una variedad de ministerios (impresos, prisiones, radio, estableciendo nuevas iglesias, etc).
Por más de 30 años nuestra Iglesia se ha dedicado a la evangelización a través de la educación, fundando la Escuela Cristiana Evangélica Argentina. Más de 2.000 alumnos; desde el jardín de infantes, escuela primaria y secundaria, y profesorado de nivel terciario (www.fecea.edu.ar) La amplia visión de las necesidades urgentes en zonas de pobreza, dio nacimiento al ministerio de los Centros Comunitarios Rurales Evangélicos).

1970: Nace en el corazon de Don Jose Bongarra la idea de instalar escuelas rurales en lugares hasta ese entonces inhospitos de Argentina
1972: Viaja a la provincia de Neuquen en busca de un lugar para ubicar la primera escuela. Llega a Andacollo. Comienza la construccion del Centro Comunitario
1973: Se inaugura el Primer Centro Comunitario Rural Evangelico
1974: Con el mismo objetivo que su antecesor, en Agua Escondida, Mendoza, se comienza la construcción de una nueva escuela
1975: Es inaugurado el CCRE N°2 de Agua Escondida
1976: Es ahora la provincia de Santiago del Estero la favorecida por esta obra. Se levanta en Brea Pozo el 3° de estos Centros
1977: Comienza la actividad en Brea Pozo
1979: El lago Alumine, en Neuquén, es el lugar elegido para una nueva obra de servicio a los que menos tiene. Comienza la construcción, personas que conocieron las otras escuelas trabaja en la edificacion.
1980: Se inaugura el Centro frente al Lago Alumine
1981: En Almirante Brown, cabecera de la Colonia Andresito, se decide ubicar otro Centro mas.
1982: Comienzan las clases en Almirante Brown y queda inaugurado el quinto Centro Comunitario Rural Evangelico.

Misión: La mision de los Centros Comunitarios Rurales Evangelicos es, trabajando en zonas marginales del pais, llevar a personas al conocimiento de Dios por medio del Evangelio de Jesucristo, en los principios formadores de la Biblia. A traves de la Educacion Cristiana Integral, promoveran el desarrollo Sustentable del educando, sus familias y la comunidad.

Que son los Centros: Los Centros Comunitarios Rurales Evangélicos funcionan como escuelas albergue para proveer un programa intensivo de educación integral para niños que, debido a las largas distancias o serios problemas económicos, no pueden concurrir a escuelas estatales.
En este año estamos sirviendo a aproximadamente 900 niños, entre alumnos internos y externos.
La situación socioeconómica encontrada en cada lugar es similar, y puede ser resumida de la siguiente manera:
Devaluación moral y espiritual – familias rotas – deshumanización de la gente débil – tiempo libre nocivo – mala nutrición – falta de desarrollo individual – falta de escolaridad (más del 60% de los niños que comienzan sus estudios elementales nunca los terminan; y muchos de ellos nunca comienzan los estudios) – desintegración comunitaria – falta de respeto por las labores rurales – expulsión de pobladores – economía de subsistencia.
Teniendo en cuenta estos hechos, seleccionamos algunas de las comunidades más necesitadas para localizar cada Centro Comunitario Rural Evangélico.

LECCION DE VIDA

CUANDO ESTUDIAR SUPONE VENCER MUCHOS OBSTACULOS

Por Jorge Rouillon, Diario La Nacion, 14 de Agosto 1999
Link http://www.lanacion.com.ar/149533

BREAPOZO, Santiago del Estero.- En el país hay muchas historias similares de chicos de zonas pobres, que no se destacan porque su escuela haya salido primera en una evaluación nacional ni porque haya sido desalojada por grietas.

Son historias comunes de alumnos que, alejados de la comodidad de las ciudades, estudian con esfuerzo en escuelas rurales; a veces, a muchos kilómetros de sus casas.

En el Centro Comunitario Rural Evangélico, que funciona como escuela albergue en el campo, cerca del pueblo de Brea Pozo, a 70 kilómetros de Santiago del Estero, hay chicos que vienen de lugares distantes, como Tacopugio, a 60 kilómetros, o Robles, a 24 kilómetros.

Los alumnos hacen toda su vida en el centro: se levantan a las 6, entran a clase a las 8, a la tarde hacen deportes y aprenden tareas de campo, tienen todas sus comidas y se van a dormir a las 21. La escuela, privada, es totalmente gratuita; sus familias no podrían pagarla.

Este centro fue creado por la Escuela Cristiana Evangélica Argentina (ECEA), fundada por José Bongarrá en 1961 y que hoy tiene 2000 alumnos, en Irigoyen 2150, Capital. Desde allí se promovieron centros rurales en Andacollo, Neuquén, en 1973; Agua Escondida, Mendoza, en 1975; Brea Pozo, Santiago del Estero, en 1978; Aluminé, Neuquén, en 1980, y Andresito, Misiones, en 1982.

Por muchos años esta obra fue apoyada por fundaciones alemanas, pero esa ayuda no llega más porque “ahora nos consideran del Primer Mundo y prefieren mandar fondos a Biafra o a la India”, comentó Alicia Martínez de Russo, de ECEA. Así que la obra tiene que lograr financiarse íntegramente en el país.

Deserción escolar cero

En el centro comunitario de Brea Pozo la deserción escolar es cero. Santiago Castaño, un chico despierto y sonriente, de 11 años, es de Pozo Frías, un descampado a tres kilómetros del centro. Allá viven sus padres, sus tíos y su abuela. Son diez hermanos y el papá no consigue trabajo, pero cultiva choclos, acelga y zanahoria para mantener a la familia. El agua la sacan con balde de un pozo que almacena lo que llueve. No hay electricidad, pero no falta la televisión, que funciona a batería. Una de sus hermanas, de 22 años, no se pierde ninguna novela.

La hermana mayor trabaja de niñera en la capital santiagueña. Santiago y tres hermanitos (Ariel, Víctor y José) viven en el centro comunitario. Si quisieran estudiar en la escuela estatal de Brea Pozo tendrían que caminar cada día seis kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. A Santiago le gusta leer. Y sueña con ser médico.

Franco Silva es de San Roque, a 15 kilómetros. Tiene 10 años y sabe arar con un caballo. “Cosechamos de todo”, dice. Vive con sus abuelos y sus tíos; no tiene hermanos. Le gusta jugar a la bolita en el piso de tierra del patio de la escuela, donde cada día se iza la bandera. Los chicos forman filas bien erguidos y cantan al elevarse la enseña patria.

En la cocina, un egresado

El cocinero, Raúl Saavedra, es ex alumno. Todos los días prepara 25 kilos de pan en el horno de la escuela. Una hijita suya, Olga Isabel, tiene siete años y está contenta con la escuela. “Aquí enseñan a hacer sumas, a pintar, a leer”, dice, mientras trata de escribir en cursiva unas palabras que la maestra le ha dado en letra de imprenta.

Dice que tiene cuatro hermanitos: Roberto, Ale, Gisela -que tiene 45 días- y Yanina. “Cuento a Yanina, que está en el cielo”, aclara.

En la escuela los chicos rezan al empezar las clases y en las comidas. Muchos cierran los ojos, cuando uno dice: “Gracias, Señor, pedimos tu bendición sobre los alimentos y los que trabajaron para hacer la comida”. El almuerzo, que el cronista comparte, está muy bien: arroz con pollo, que muchos repiten, y una fruta. A la noche habrá pizza.

La provincia da unos fondos muy reducidos para las comidas (80 centavos por día por alumno y sólo 20 días por mes). Así que la escuela recurre al trabajo de sus alumnos, que aprenden a cultivar espinaca, rabanitos y remolacha en la huerta; a ordeñar las vacas, y algunos, los grandes, a practicar la apicultura.

El centro de Brea Pozo tiene 85 alumnos en los dos primeros ciclos de Enseñanza General Básica (EGB). Los del tercer ciclo -otros nueve- viven allí, pero acuden a un instituto católico del pueblo, el Pablo VI. Los lleva una camioneta, al igual que a otros diez más grandes que allí terminan el secundario.

Oscar D´Alessandro y su esposa, Susana Ciccone, dirigen el centro. Los dos son porteños y se conocieron siendo maestros en Mendoza. Se casaron y desde hace años trabajan en el campo santiagueño, donde viven con su hijo, Sebastián, de 18 años. Están en todos los detalles: si un chico está resfriado, si hay que arreglar un aula o conseguir cuadernos. Y se sienten felices de servir a esos chicos que sufren muchas carencias, pero a quienes ven crecer y mejorar día tras día.